Yo tengo la absoluta certeza de que La Tierra, es un planeta-escuela. Venimos a él para estudiar, para aprender las lecciones que nos permitirán pasar de grado, graduarnos y hacer nuestra maestría. Y entre curso y curso, retornamos a nuestro "Hogar" a descansar y a recargar las baterías. Literalmente.
Algunos, sienten que las clases son muy duras, muy difíciles y deciden "jubilarse", retornan al Hogar creyendo que nuestro Padre estará muy complacido de vernos; bueno, complacido si está. -¿a que padre no le agrada ver a su hijo?- Pero con mucho amor lo devuelve, y tiene que hacer el mismo grado; volver a vivir todo de nuevo.Los que siguen los cursos como debe ser, pasan por una cantidad de aprendizajes, que dependiendo del "curso anterior", pueden ser más fáciles o más difíciles. Eso depende del empeño y la constancia que cada quien le haya puesto a sus estudios
Sí. Esa es nuestra vida. Un continuo ir y venir, aprender, pasar de grado o repetir.
La vida es la gran maestra, la única maestra para todos los humanos. Nos da lecciones muy importantes, necesarias para nuestra evolución. ¿Pero, qué nos pasa a veces, que repetimos y repetimos y volvemos a repetir? Pues…. Nada realmente y todo.
Cuando venimos, llegamos limpiecitos, sin borrones, sin mañas, sin peculiaridades, sin vicios, sin defectos. Llegamos PERFECTOS. Listos para emprender nuestra misión, que aun tenemos clara y fresca en nuestro interior.
También traemos características de otras vidas, que están grabadas en nuestro cuerpo etérico y que a medida que crecemos, forma aquello que llamamos “personalidad” aunado, por supuesto, a la manera en que nos criaron, al medio donde nos desarrollamos. Y esto es precisamente, lo que nos capacita para aprender nuestra lección o para repetirla una y otra vez.
Cuando se nos presenta una situación difícil, nuestras vivencias anteriores nos indican cómo actuar para salir de allí. Debemos estar muy conscientes de ello. Debemos revisar en el pasado alguna situación parecida y ver de qué manera fue superada o qué dejamos de hacer, pues no la superamos y se está repitiendo. Para esto es para lo que nos sirve recordar el pasado: para encontrar en él, la respuesta a una situación presente. Para NADA MÁS.
Sin embargo, algunas veces, tal vez muchas, nuestra personalidad nos juega una mala pasada. ¿cómo? Pues. durante nuestro desarrollo, en nuestra infancia y adolescencia, adquirimos ciertas características; y dependiendo del grado de conciencia que tengamos de ellas, son ellas las que dictan cómo actuar en determinada situación. A esto se debe el que repitamos la lección una y otra vez; a que nuestra personalidad no nos dejó ver la situación en su verdadera expresión sino que la adornó o nos la mostró desde su ángulo, bajo su influencia. Ah!!!... gracias a Dios que tenemos la conciencia. Ella es la que nos puya, allá, en el fondo, y nos dice que no es así, que rectifiquemos. Sin quitarle su mérito a la personalidad, que muy útil nos es, hagamos caso a la conciencia. Ella es nuestra mejor "chuleta" para poder pasar nuestra lección y aprobar el grado.
Aprendamos de las lecciones de la Vida, de la mejor manera: suavemente y con amor.
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