viernes, 19 de diciembre de 2008

Vibración

Como sabemos, todo vibra. Hacia donde vibre, lo que emanemos con esa vibración, depende de nuestros pensamientos, sentimientos, acciones. La rata vibratoria, baja cuando estamos pasando por una situación desagradable, estamos molestos, nos sentimos tristes o estamos resentidos con alguien o por algo.
Como seres humanos que somos, por desenvolvernos en una sociedad que está en proceso de evolucionar, es común que cada día, por una u otra razón, algún hecho acaecido a nuestro alrededor, nos afecte o no, produzca un cambio de vibración; hacia arriba o hacia abajo. Cuando el suceso es negativo, enseguida sentimos el cambio en nuestro cuerpo y entorno: Cambia el humor, cambia la expresión del rostro, y cambia lo que nos rodea. En este momento es que debemos tomar conciencia y tratar de subir y subir hasta lograr un equilibrio. No podemos quedarnos ahí, pues, por vibración, vamos a atraer más de lo mismo, o algo peor. Muchas veces creemos erróneamente, que si pensamos las cosas y no las decimos en voz alta, no sucede nada, no se liberan cargas negativas. Error!! Nuestros pensamientos son los que más carga negativa irradian, No porque sea mayor, sino porque es continua. En nuestra mente estamos creando pensamientos y pensamientos en todo momento. Y dependiendo de lo que pensemos, de lo que recordemos, los impregnamos con emociones positivas o negativas y con la vibración correspondiente. He conocido personas que al recordar como le pegaron injustamente en su infancia, al contar lo sucedido, se llena de rabia e impotencia, como si estuviera pasando el hecho en ese momento. Y ahí va.... la carga de rabia e impotencia hacia el universo, a encontrarse con emociones iguales y formar una efluvia que crece y crece cada día.
Hay personas que viven bajo el lema: "Piensa mal y acertarás". Sólo ven defectos y vicios en todo cuanto les rodea, afirmando el resultado de sus razonamientos con una seguridad tal, que hasta parecen agoreros. Luego, cuando la persona o situación sucede tal como dijeron, se jactan diciendo que ya ellos lo habían dicho de es manera. Lo que no parecen tomar en cuenta es de la carga energética tan grande que soltaron, alimentada por las aseveraciones del interlocutor o del público que tenían en el momento de decirlo. Se formó una "cadena" negativa, y al final, la pobre persona motivo del comentario, llevaba el peso de mil comentarios y cargas negativas sobre sus hombros, sin darse cuenta. ¿Cuál podía ser el resultado? Aunque... aquí hay dos resultados: la persona actuó acorde a lo predicho por el "vidente chimbo", y el "vidente chimbo" recibió a cambio, toda esa carga negativa que generó y quién sabe qué le podrá pasar.
Por ley de vibración, atraemos a nuestro lado a personas que son afines. ¿Recuerdan el refrán: "Dime con quién andas y te diré quién eres" ? Bien. Es la Ley de vibración. Y cuando la vibra de alguna de ellas cambia, para mejor o para peor- uno crece y el otro se queda estancado-, la asociación se disuelve.
Todos, absolutamente TODOS, en algunos momentos de nuestra vida, hemos alimentado la efluvia que rodea al planeta. TODOS somos responsables del "ambiente pesado" que nos rodea. Por eso es deber de TODOS, colaborar con la limpieza del planeta. ¿Cómo? Fácil:
Vea siempre lo bueno de cada persona. Dele el beneficio de la duda, aunque le hayan contado que es un mal bicho.
No se deje llevar por esa antipatía inicial que nos produce alguien. Y sea objetivo. No adorne sus palabras con epítetos negativos y cargados de odio.
No secunde NINGÚN comentario negativo que escuche, aunque en ese momento esté demostradísimo que es así. Sólo lo estaría alimentado y aumentando.
Si pasó o está pasando por una situación que engendra en usted resentimientos, reconózcalo y trate de salir de ahí. Se puede. Yo que se lo digo. No se quede en su charquito de odio, pues al crecer lo ahogará.
Y sea consciente de sus actos y de sus pensamientos. Esto es, tal vez, lo más importante de todo. Dese cuenta de que sí prejuzga sin bases, pues NO es usted infalible, puede cometer un tremendo error.
La Sabiduría de Dios está en nuestra mente y en nuestras acciones.

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