Por ahí anda un mail rodando que es bastante gracioso, sobre una muchacha que le pide matrimonio al novio y este le dice que no. Y luego ella vive feliz para siempre.
Ya sé que es un mail, una echadera de bromas, pero ¿cuánta verdad se esconde en estas lineas? Todas, todas las mujeres, cuando niñas, leímos cuentos de hadas y soñamos con el príncipe azul, en su blanco corcel. Luego, al crecer y encontrar ese hombre que nos hará felices para siempre, nos damos cuenta que no es tan príncipe, ni tan azul y muchísimo menos, viene en un caballo blanco. A veces, hasta viene a pie.
Al final de los cuentos, cuando el príncipe monta en la grupa de su potro a la doncella rescatada, parten hacia el poniente, hasta llegar al castillo, donde les esperan perdices, pisos de mármol y habitaciones suntuosas, y serán felices para siempre.
Bueno.... cuando llegamos al aeropuerto, de regreso de la luna de miel, rogando que nuestro equipaje haya llegado completo, no hay nadie que haya venido a recibirnos y a llevarnos de regreso a la ciudad. Cuando finalmente conseguimos un taxista que nos cobra lo justo, -dice él- llegamos a.....casa de mamá o de suegrita, pues nuestro apartamento, aun no nos lo han entregado, porque se está demorando en tener la "habitabilidad" reglamentaria.
Y comienza nuestra vida de casados.
Y resulta que nuestro "príncipe" ronca!!! ( O la princesa) Y a darle codazos se ha dicho para que se mueva, a ver si resulta y deja de emitir esos sonidos de cochino con gripe, o, al menos, lo hace más bajito. Y salimos del baño con la cara llena de crema humectante, pues el sol de la playa, las arenas del desierto o las nieves de las montañas, nos dejaron el cutis convertido en papel de lija. ¿Y qué vemos? La cara de horror de nuestro recién estrenado esposo, al ver el grasero en nuestra cara, quien curiosamente, tiene dos copas de vino en las manos y está en traje de gala nocturna: desnudo.
Por Dios, Selika! que panorama estás pintando?!! Susto!!!
Pero es así. El matrimonio es el día a día. No son los sueños infantiles de princesas con vestidos de tul y terciopelo y príncipes con casacas de satén.
Nos casamos para formar una familia. Y el formar una familia conlleva actividades diarias en "equipo" que muchas veces serán muy gratas, pero otras no lo serán. Como todo. Y la base, el cimiento, las "cabillas" de las columnas de este matrimonio, son el amor y LA COMUNICACIÓN. Pero el amor, no esa burbuja mágica que nos hace ver a ese hombre bajo un cristal de estrellitas y de rayos de luna, como el príncipe añorado, o a esa mujer, como la perfecta princesa, delgadita y lozana, bella y cariñosa. Esa burbujita mágica explota un día, casi sin darnos cuenta, quedando un ser real, verdadero, un ser humano que ronca, hace gárgaras, se pone crema en la cara y moquea cuando llora. Y, si queremos continuar viviendo con esa persona recién descubierta, es que aparte del enamoramiento, también había amor. Y es ese amor lo que nos hace "vivir felices para siempre"
Ajá! ¿Y la comunicación? Comunicación, comunicarnos, decir qué esperamos y qué podemos dar, decir lo que nos agrada y lo que podremos cambiar, aunque sea sólo un poquito. Decir cómo nos sentimos, sin que suene a reproche o se convierta en una pelea. Escuchar cómo se siente nuestra pareja, sin sentir que nos están culpando, manipulando, o reclamando. Pero sobre todo.... comunicarnos en el momento oportuno. No demasiado tarde y mucho menos, después que sabemos que el esposo o la esposa, han tenido un pésimo día laboral o casero. Hay que saber cuál es el momento preciso, el momento en que vamos a ser escuchados con atención y en el que vamos a poder expresarnos claramente.
Llevar a delante un matrimonio, hacer que triunfe, mantener el interés, fortalecer el amor, ganar día a día, es una tarea de ambos cónyuges, además de ser un continuo trabajo. Si el "para siempre" se convierte en realidad, habrá sido gracias al esfuerzo de los dos. Si fracasa y termina en divorcio, también será gracias a los errores de los dos. Cuando un equipo fracasa, la responsabilidad es de todos los integrantes de éste. Igual al matrimonio.
Si aun no se comunica con su pareja, comience ahora. ¿Conversar?.... pues... todos conversamos con todo el mundo, pero no nos comunicamos con casi nadie. Comience ahora. Siempre está a tiempo de hacerlo. Verá excelentes resultados.
Ya sé que es un mail, una echadera de bromas, pero ¿cuánta verdad se esconde en estas lineas? Todas, todas las mujeres, cuando niñas, leímos cuentos de hadas y soñamos con el príncipe azul, en su blanco corcel. Luego, al crecer y encontrar ese hombre que nos hará felices para siempre, nos damos cuenta que no es tan príncipe, ni tan azul y muchísimo menos, viene en un caballo blanco. A veces, hasta viene a pie.
Al final de los cuentos, cuando el príncipe monta en la grupa de su potro a la doncella rescatada, parten hacia el poniente, hasta llegar al castillo, donde les esperan perdices, pisos de mármol y habitaciones suntuosas, y serán felices para siempre.
Bueno.... cuando llegamos al aeropuerto, de regreso de la luna de miel, rogando que nuestro equipaje haya llegado completo, no hay nadie que haya venido a recibirnos y a llevarnos de regreso a la ciudad. Cuando finalmente conseguimos un taxista que nos cobra lo justo, -dice él- llegamos a.....casa de mamá o de suegrita, pues nuestro apartamento, aun no nos lo han entregado, porque se está demorando en tener la "habitabilidad" reglamentaria.
Y comienza nuestra vida de casados.
Y resulta que nuestro "príncipe" ronca!!! ( O la princesa) Y a darle codazos se ha dicho para que se mueva, a ver si resulta y deja de emitir esos sonidos de cochino con gripe, o, al menos, lo hace más bajito. Y salimos del baño con la cara llena de crema humectante, pues el sol de la playa, las arenas del desierto o las nieves de las montañas, nos dejaron el cutis convertido en papel de lija. ¿Y qué vemos? La cara de horror de nuestro recién estrenado esposo, al ver el grasero en nuestra cara, quien curiosamente, tiene dos copas de vino en las manos y está en traje de gala nocturna: desnudo.
Por Dios, Selika! que panorama estás pintando?!! Susto!!!
Pero es así. El matrimonio es el día a día. No son los sueños infantiles de princesas con vestidos de tul y terciopelo y príncipes con casacas de satén.
Nos casamos para formar una familia. Y el formar una familia conlleva actividades diarias en "equipo" que muchas veces serán muy gratas, pero otras no lo serán. Como todo. Y la base, el cimiento, las "cabillas" de las columnas de este matrimonio, son el amor y LA COMUNICACIÓN. Pero el amor, no esa burbuja mágica que nos hace ver a ese hombre bajo un cristal de estrellitas y de rayos de luna, como el príncipe añorado, o a esa mujer, como la perfecta princesa, delgadita y lozana, bella y cariñosa. Esa burbujita mágica explota un día, casi sin darnos cuenta, quedando un ser real, verdadero, un ser humano que ronca, hace gárgaras, se pone crema en la cara y moquea cuando llora. Y, si queremos continuar viviendo con esa persona recién descubierta, es que aparte del enamoramiento, también había amor. Y es ese amor lo que nos hace "vivir felices para siempre"
Ajá! ¿Y la comunicación? Comunicación, comunicarnos, decir qué esperamos y qué podemos dar, decir lo que nos agrada y lo que podremos cambiar, aunque sea sólo un poquito. Decir cómo nos sentimos, sin que suene a reproche o se convierta en una pelea. Escuchar cómo se siente nuestra pareja, sin sentir que nos están culpando, manipulando, o reclamando. Pero sobre todo.... comunicarnos en el momento oportuno. No demasiado tarde y mucho menos, después que sabemos que el esposo o la esposa, han tenido un pésimo día laboral o casero. Hay que saber cuál es el momento preciso, el momento en que vamos a ser escuchados con atención y en el que vamos a poder expresarnos claramente.
Llevar a delante un matrimonio, hacer que triunfe, mantener el interés, fortalecer el amor, ganar día a día, es una tarea de ambos cónyuges, además de ser un continuo trabajo. Si el "para siempre" se convierte en realidad, habrá sido gracias al esfuerzo de los dos. Si fracasa y termina en divorcio, también será gracias a los errores de los dos. Cuando un equipo fracasa, la responsabilidad es de todos los integrantes de éste. Igual al matrimonio.
Si aun no se comunica con su pareja, comience ahora. ¿Conversar?.... pues... todos conversamos con todo el mundo, pero no nos comunicamos con casi nadie. Comience ahora. Siempre está a tiempo de hacerlo. Verá excelentes resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario